EL CONSUMO DE ESTEREOTIPOS Y LA VIOLENCIA DE LA UNIFORMIDAD

Segunda Parte

Guía orientadora para identificar y superar estereotipos inculcados 


Conforme planteamos en la Primera Parte, el estereotipo tiene un efecto nivelador de la conciencia y promueve una uniformidad mecánica en el pensar, en el sentir y en el obrar, incompatible con la condición de autonomía propia de la inteligencia humana. En tal sentido, el estereotipo conspira contra la iniciativa personal, pues provoca un impacto mental uniforme que genera la incapacidad de los individuos para pensar por sí mismos. 

EL CONSUMO DE ESTEREOTIPOS Y LA VIOLENCIA DE LA UNIFORMIDAD

Primera Parte 
El estereotipo consiste en un molde sólido (estereo: sólido; tipo: molde) fácilmente manipulable por parte de quien tiene la habilidad y el poder de inculcarlo y moldear (o “marcar”) la inteligencia en formación. Independientemente de su contenido (y aunque en algunos casos resulte aceptable), el estereotipo cumple la función de modelar la mente a los efectos de encolumnar el pensamiento y convencer. En tal sentido, los padres y educadores tratan de “con-vencer” a sus hijos y alumnos acerca de la conveniencia o no de determinadas conductas y comportamientos. Hasta aquí, la gran mayoría de padres y educadores acuerda y no cuestiona la legitimidad del estereotipo que utilizan para fines formativos. Y aquí surge un problema pedagógico de impacto irreversible en la mayoría de los casos, según hemos podido comprobar en encuestas y entrevistas a padres y docentes.

EL RIESGO DE TENER TODO A MANO

Cuando se adquirió la capacidad para hacer algo determinado y existe en el sujeto una disposición para realizar el esfuerzo correspondiente, es seguro que el objetivo buscado se va a lograr y estará a mano de aquél, en proporción directa con la capacidad lograda y con el esfuerzo realizado. Aquí no hay riesgo alguno, simplemente hay evolución personal mediante el desarrollo de aptitudes. De allí que la experiencia cotidiana universal muestra claramente que el éxito fácil no es éxito, dado que debilita los resortes de la creatividad y no permite desarrollar la capacidad que todavía no se ha logrado. Pues aún la meta más trivial e insignificante requiere una pequeña dosis de voluntad y concentración para ser lograda.

HOY LUNES: ¿empezar a trabajar o a estar ocupado?

Hoy lunes, empieza la semana laboral y, según los modelos de pensamiento que gobiernan la mente de quienes tienen que cumplir horarios y realizar las tareas de siempre, algunos sentirán que van a trabajar y otros que van a estar ocupados. No es lo mismo trabajar que estar ocupado y de la comprensión de esta diferencia depende que cada día de la semana transcurra en medio de satisfacciones o de insatisfacciones y quejas.

La uniformidad del pensar y del sentir

Una pregunta habitual e inquietante para la mayoría de las personas se refiere a cómo “llenar” los “huecos” mentales o cómo “vaciar” la mente de aquellas imágenes, prejuicios o pensamientos que, lejos de beneficiar al propio sujeto en cualquier área de su vida personal, en realidad lo complican de una manera a veces molesta y paralizante.

La mayoría cree que la mente se “llena” con ideas, con creencias, con imágenes, con pensamientos vagos o rutinarios. Es así que las diversiones, entretenimientos y fantasías mantienen tanto al adolescente como al adulto “ocupados” mentalmente.

El descontrol de la mente y la violencia cotidiana

Sabemos que la conducta humana proviene del esquema previo que el sujeto elabora y construye en su mente. Este es el enunciado fundamental que en el campo filosófico y pedagógico casi nadie se atrevió a contradecir desde Aristóteles a nuestros días. Quedarse en el análisis y pormenores de las conductas externas, describirlas y formular hipótesis y conjeturas acerca de por qué ocurren, tiene la desventaja de provocar la ilusión y la creencia de haber encontrado las soluciones. Muchas de las hipótesis que suelen proliferar ante un suceso conmocionante, vuelcan el peso de las responsabilidades a la familia, a la falta de valores, a los medios, al consumismo, a la falta de educación, a la situación económica.

Las disfunciones del modo de pensar

La sensación de agobio que aqueja a cada uno de los habitantes de nuestra sociedad responde a un permanente proceso de sobre-estimulación de imágenes que se suceden en fracciones de minutos y segundos. Esta constante proliferación de estímulos de toda índole podría explicar el por qué de las variaciones del estado de ánimo y de los altibajos emocionales de muchos individuos. Así, observamos ese estado de anarquía mental por el que la gente sufre distracciones, desvío de los objetivos propuestos, pérdida del entusiasmo para progresar, apatía, desgano, falta de voluntad, temores y pérdida de la alegría.

UN PROBLEMA FILOSÓFICO Y ESENCIAL

El peor de los problemas es aquel que permanece oculto


En nuestro portal intentaremos trabajar para ir perfilando ese problema que, si bien no aparece de manera explícita, se mantiene oculto en la mayoría de quienes nos preocupamos por la ecología, por la educación, la economía, la política y la calidad de vida de la gente.