LAS TAREAS FÉRTILES QUE ACTIVAN Y DINAMIZAN LA MENTE
En nuestra nota anterior
dejamos establecido que la forma como los estudiantes viven y realizan la tarea
didáctica se comporta como un verdadero “sensor” de la vida escolar. En tal
sentido, y a modo de indicador cualitativo para determinar el nivel de calidad
y excelencia pedagógica, cabría pulsar la actividad cotidiana y las tareas
institucionales que involucran a directivos, docentes y alumnos. Sin quedar
circunscriptos al aula y abarcando las diversas relaciones y vínculos formales
e informales, se podrá detectar si las actividades escolares promueven
aburrimiento y falta de placer y alegría o
generan motivación, confianza y entusiasmo.
Generalmente se adscriben las
tareas de la escuela al manejo eficiente alrededor del contenido. En tal
sentido, tanto los docentes, como directivos y padres consideran fértiles y
constructivas a todas las actividades orientadas a la adquisición de
información, en respuesta a una planificación de carácter programocéntrica que
hace hincapié en la lógica de tal adquisición. Esto es correcto y debe ser así,
pero es insuficiente por su parcialidad.
Más que la adecuada y correcta
posesión de contenidos, interesa el sentido formativo del proceso que se lleva
a cabo para lograr tal resultado. Es la calidad del proceso y no tanto el
resultado lo que debe interesar en la tarea pedagógica. La evaluación de un
resultado en matemática quedaría incompleta si no se evalúa y considera el
proceso para su obtención. De allí que, en todas las aéreas del conocimiento, no es el resultado
en términos de adquisición de una información lo que decide la calidad del
aprendizaje, sino el acierto del proceso como tal.
Con relación a esto último, en
caso que el resultado resultare fallido o correcto no debería, respectivamente,
ser rechazado o aceptado sin antes haber pasado por la evaluación del proceso
llevado a cabo. Ello explica por qué ciertos resultados correctos pueden
provenir de procesos defectuosos y resultados incorrectos de procesos
correctos. En todos los casos, debe tenerse en cuenta el principio lógico y
pedagógico por el cual la calidad de todo resultado debe ser convalidada,
respaldada y guardar coherencia con el proceso llevado a cabo.
Por otra parte, centrar la
atención en la dinámica, acierto y coherencia del proceso abre las puertas al
despliegue de las habilidades requeridas para su realización. Ello es posible
cuando la mente de quien aprende ejercita una actividad que le confiere
confianza y convicción mediante la verificación vinculada con su experiencia.
Cuando el acento está puesto en el proceso mental del alumno, éste descubre su
propio potencial para aprender y genera optimismo para llegar a la construcción
de los conocimientos. En tales casos, la preocupación por la calificación y por
el cumplimiento de obligaciones ante la amenaza de alguna sanción o
resultado desagradable, ceden su paso al despliegue creativo del propio
talento durante el proceso.
En este contexto,
surgen las tareas fértiles que dinamizan la mente del alumno desde
una producción individual que incrementa la confianza en su capacidad. Al
ejercer la titularidad e iniciativa de su propio proceso de aprendizaje, emergen
la alegría del estímulo y la motivación para aprender.
Por su parte el
educador, al responder con su creatividad y entusiasmo a la dinámica
y a las necesidades individuales y grupales, instala un clima de confianza y de
aprendizaje en bienestar. Lejos de buscar la complacencia de los resultados
formales, acompaña, contiene y enaltece mediante
tareas creativas e innovadoras la dignidad y el talento de quien aprende. De esta
manera, ayuda a transformar las condiciones de caos y violencia en
oportunidades de convivencia y armonía.
Dr. Augusto Barcaglioni
(Agradeceremos contestar la breve encuesta semanal, ya que una simple tilde nos permitiría aproximar nuestras notas y reflexiones hacia los
temas más sensibles y críticos)
Comparto plenamente la nota. Yo exigiría a los docentes y directivos que adapten las tareas escolares a las características y modos de ser de los alumnos. Nos hemos quedado con una escuela vieja porque los alumnos se aburren cada ve más y no por culpa de la TV o los medios en general. Al contrario, que las maestas comenten y analicen cada noticvia, cada hecho que aparece ne la TV.
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