Entre la ética de la conveniencia y la ética del temor

Ser honesto por temor o conveniencia no es ser honesto



Decir la verdad por temor, ser honesto por temor, ser puntual por temor, en realidad no son cualidades ni virtudes, sino el disfraz de una conducta que, si bien busca la aprobación social, en realidad el propio sujeto queda inmerso en variadas formas de apariencia e hipocresía. Así, cuando alguien no roba por temor, deja intacto el pensamiento de robo en su conciencia y mantiene vivo el impulso al robo, ya que frena una conducta que seguramente surgiría como deshonesta si desaparecieran las circunstancias del control social.